FRIGILIANA, MÁLAGA

 Frigiliana es uno de los pueblos blancos más bellos y luminosos de La Axarquía malagueña, que ostenta el título de “Villa” desde 1.640.


Durante el siglo XIX, Frigiliana mantuvo una fuerte actividad económica gracias a la exportación masiva de albaricoques a las zonas de Levante e Italia. Las frutas del lugar eran conocidas fuera de las fronteras de la localidad como «las más buenas y aguanosas». Tanto supuso aquella referencia que la denominación pasó a formar parte de la historia del municipio, y  así a los oriundos se les sigue conociendo hoy en día, popularmente, como "aguanosos". El gentilicio, aunque extraoficial, está tanto o casi más extendido que su regulado; ”frigilianenses”. 

El centro histórico de este tesoro de la Andalucía oriental, de reminiscencias moriscas, ha sido múltiples veces elogiado y premiado. Así, por su indudable belleza tiene el reconocimiento de los Pueblos más Bonitos de España.

A la entrada de Frigiliana, nos encontraremos con el Ingenio del Carmen, una casona perteneciente a la familia Manrique de Lara, ya que el pueblo de Frigiliana había sido donado por Juana la Loca a dicha familia. Esta casona fue construida en parte con los materiales del antiguo castillo musulmán de Frigiliana entre los siglos XV y XVII. En los aledaños de la casona, se instaló una fábrica de miel, llevando ya 500 años produciendo miel de caña, que durante siglos los españoles vendieron a los cubanos para la elaboración del ron, y esta transacción comercial solo terminó cuando Estados Unidos terminó con la dominación española en Cuba. Un dato curioso, este Ingenio es la única fábrica de miel de caña que sigue funcionando en toda Europa.

Fotos recogidas de: httpsi0.wp.comunviajesinlimites.comwp-contentuploads202107teatro-mecanico-y-palacio-frigiliana.jpgresize=800%2C532&ssl=1

Una de las actividades comerciales más creativa, ingeniosa y divertida de Frigiliana la encontramos en la Plaza del Ingenio, en la misma entrada del casco histórico. 

Es “La Casita de la Información y la Fantasía”, no existe nada similar en ningún pueblo cercano. Esta forma de que los visitantes empiecen su recorrido por el casco histórico conociendo las costumbres con una sonrisa, es creación de Bernhard o Bernardo, como a él le gusta presentarse en el pueblo.

Dispone de tres espectáculos que nos evocan a las antiguas ferias, con autómatas articulados que nos cuentan una historia, “El Milagro de la Vida”, “El Moro y su Loro” y “Carmen y Dolores”. Estas últimas son dos señoras mayores frigilianeneses que nos cuentan cómo se vivía hace unos años en este pueblo y las diferencias con la vida actual. El moro es políglota, habla cinco idiomas (castellano, inglés, alemán, francés y coreano), y Carmen y Dolores lo hacen en andaluz, inglés o un dialecto del sur de Alemania.

En la plaza del Ingenio hay unos mosaicos artesanales que cuenta la interesante historia del cultivo de la caña de azúcar y de cómo se adentró en la comarca.




Señalar, la dificultad para recorrer las sinuosas y estrechas callejuelas, en muchísimos casos con escaleras, de su precioso barrio histórico declarado Bien de Interés Cultural y conocido popularmente por los vecinos como "Barribarto" (Barrio Alto). Al que sus vecinos, debían de subir desde calle Real, a pie o con bestias, cualquier tipo de viandas o material necesario para su vida diaria. Aun así, no quisimos perdernos la ocasión de visitar este hermosísimo rincón andaluz y recorrer las zonas accesibles en silla de ruedas que pudimos, permitiéndonos descubrir buena parte de su encanto. 

La calle Real, además de ser la arteria principal del casco histórico, de la que parten todas las calles, callejuelas y callejones que nos llevan al "Barribarto", es también la más accesible. 

Al adentramos en ella, dejaremos a nuestra izquierda los antiguos Reales Pósitos, que fueron construidos en 1767 donde se almacenaba el excedente de grano en los años de buena cosecha para repartirlos en los malos tiempos, y de los que actualmente sólo se conservan las arcadas exteriores de ladrillo pintadas en rojo, su alzado principal y sus sótanosActualmente es un espacio privado ocupado por viviendas.


Pronto no topamos con uno de los rincones más fotografiados. Es el encuentro de la calle Real con la inaccesible y también principal dedicada a Hernando El Darra, vecino de Frigiliana de origen hispano-musulmán convertido al cristianismo y descendiente de alcaides de Frigiliana, fue proclamado capitán de la revuelta y encabezó el levantamiento de los moriscos de la Axarquía que se reunieron para hacer frente a las tropas reales.

Se habían hecho fuertes en Frigiliana los moriscos rebeldes, aunque la vista de las tropas imperiales con sus arcabuces y corazas sembró el pánico. El Darra ordenó a sus tropas pertrecharse en la zona más alta de la ciudad y allí se aprovisionaron de rocas, ruedas de molino y todo aquello que se pudiera arrojar, reforzando las defensas. En un primer momento el ataque fue rechazado pero según avanzaba la batalla parecía que la suerte morisca ya estaba echada. El Darra se escabulló y su cabeza alcanzó un alto precio, pero nunca fue traicionado y logró escapar desde Maro hacia África. Posteriormente Felipe II le perdonó y le restituyó sus posesiones, incluso le recibió en la corte, fue entonces cuando volvió a su Fixinia.

El agua es un elemento que acompaña el paisaje de Frigiliana y que ha sido utilizada sabiamente por los frigilianenses desde siempre. La población contaba desde los tiempos en que era una aldea andalusí con una fuente. Por ello, durante nuestro paseo, pudimos descubrir algunas de las que hoy todavía están en uso, como la de este atractivo rincón.

Asimismo, aquí podemos ver el primero de los mosaicos (La Tierra) de la Ruta de la Cerámica, que consta de 12 paneles cerámicos  que cuentan “La Batalla del Peñón de Frigiliana”. 

Foto recogida de: https://www.turismofrigiliana.es/images/paneles/panel_01.jpg

Recorriendo la calle Real podemos ver algunos de los más pintorescos callejones por los que se accede a las casas, comercios,... cuyas fachadas blancas llenan de luz esos rincones siempre adornados con coloridas plantas y flores.

Los nombres de estos hermosos callejones se muestran en placas de cerámica blanca, rodeada por una especie de cordón verde azulado de prototipo morisco. 

Como el del pequeño Callejón del Alfarero, a cuyas casas se accede subiendo varios escalones de piedra. Si bien no se sabe a ciencia cierta que la denominación de este callejón sea porque allí vivió un alfarero, si podemos decir que el origen de la alfarería es árabe.

Callejear por la enrevesada calle Real es muy agradable a la vista.


Alcanzamos el Callejón del Agua, cuyas empinadas escaleras te acercarán al Jardín Botánico Santa Fiora, donde se reúne una muestra de plantas que han sido útiles a los habitantes de Frigiliana a lo largo de los últimos siglos, bien sea para la alimentación, como para usos curativos, cestería, fabricación de calzado, industria de la seda (que alcanzó su máximo desarrollo en época musulmana), fabricación de papel o perfumes, etc.



Si continuamos, a la derecha encontramos otros dos pequeños callejones. Uno es el Callejón de la Carpintería, en su esquina está el Rincón del Esparto, un taller de artesanía de  Lourdes Bueno realizado con esta técnica tan ancestral. Tiene entre sus clientes a Màxim Huerta, periodista y ex ministro y a Samantha Vallejo-Nágera, Jurado de Master Chef.

Aquí también asoma una de sus calles más empinadas de este pueblo blanco malagueño. Es la Calle de la Amargura, de la que los vecinos de Frigiliana dicen que subir por ella es una "penitencia" y hay que parar a tomar aire y continuar el recorrido por su elevada cuesta.






Asimismo, aquí podemos ver el tercero de los mosaicos (La Revuelta) de la mencionada Ruta de la Cerámica. 

Para contemplar el segundo mosaico de esa ruta, descendemos apenas unos metros por la Calle Hernando el Darra. Allí a nuestra derecha vemos un gran arco abierto de acceso a un pequeño callejón —adarvillo o adarvejo en el castellano medieval— como estamos viendo, muy abundantes en las ciudades islámicas medievales. Frigiliana es conocida por ser la villa de las tres culturas, pues convivían a finales del siglo XV las tres sapiencias más importantes, cristiana, judía y musulmana.

Este Arco de las Pizarrillas da entrada al Callejón del Corralón, enmarcado por un arco de ladrillos vistos en lugar de paredes encaladas como el resto del pueblo. Dentro adivinamos el segundo de los mosaicos (La Gente), donde  el cronista Diego Hurtado de Mendoza nos ilustra sobre el modo de vida y causas que desencadenaron el controvertido conflicto morisco al publicarse póstumamente, en 1.627 sus impresiones sobre la guerra alpujarreña.


Es un itinerario altamente recomendado por las callejuelas del Barrio Morisco, donde además de los mosaicos nos toparemos con rincones llenos de encanto. 


 Volviendo a la calle Real, para continuar con el paseo accesible, nos encontramos ahora con el Callejón del Estanco. en la que vemos otra de las fuentes de la villa.



Típico rincón aguanoso de casas blancas, con puertas y ventanas de colores donde predominan los tonos azules, pero también encontramos, rojas, verdes. Algunas puertas muy antiguas, todavía conservan restos del paso del tiempo por las diferentes manos de pintura y por las cerraduras, según ha ido cambiando el tamaño de la llave. 



También, en la calle Real es donde se localizan la mayoría de las tiendas de artesanía, ropa y otros comercios locales. En el número 69 vemos un curioso local con piezas increíbles a la venta y olores maravillosos, Space Whale.



Camino de la plaza de la Iglesia seguiremos encontrándonos en nuestro recorrido pequeñas callejuelas que suben o bajan, según nos las encontremos a la derecha o izquierda respectivamente. Pasaremos junto al Callejón de los Moriscos, otro hermoso entramado de calles laberínticas por las que perderse y un deleite para los sentidos.




Le sigue el Callejón del Señor, pequeño y típico adarve que sigue manteniendo el sabor de antaño con su característico empedrado de Frigiliana, plantas que lo adornan, así como un crucifijo alumbrado por una vela, cuyos reflejos pintan las paredes en tonos cálidos, que a la vez sirven para iluminar la placa que da nombre al callejón. El techo de la entrada es como todos, de cañizo.

Luego nos topamos con el diminuto arco rebajado con escaleras que da acceso al Callejón del Batanero.



Y a pocos metros, el pintoresco Callejón del Horno, tan blanco y reluciente como el resto, con sus empedradas  y empinadas escaleras que nos muestra orgulloso, fachadas llenas de flores.



Después llegaremos a la conocida popularmente como "la plazuela" o "plazituela", lugar en el que se encuentra el actual ayuntamiento, y donde a la vez nos encontraremos con uno de los rincones más bonitos de todo el casco histórico: El Torreón, lugar donde se encontraba el pósito a mediados del S. XVIII y que actualmente está adosado a una vivienda.

 




Adentrados en el Torreón podremos ver algunas antiguas vasijas, una de ellas con un inquietante grabado, por lo que su significado supone, nada menos que una inscripción que representa a las tres grandes religiones, árabe, sefardí y cristiana. El descubrimiento del mismo sirvió como referencia para, desde entonces, comenzar a usar el eslogan turístico de Frigiliana Villa de las 3 CulturasLa dueña, Marta Taylor Whitehead, conocida en el pueblo como Doña Marta y una de las primeras residentes extranjeras  y “aguanosa” de adopción, decidió ponerla en la puerta de su casa, en el actual número 3, para que todo el mundo pudiera conocerla. 

Bajando por calle Real, a tan solo unos metros del Torreón, se encuentra, a nuestra derecha, el Zacatín, que es sin lugar a dudas una de las calles más pintorescas y típicas de la localidad, muy especialmente en primavera, en la que la calle rebosa color gracias a las flores y plantas que la inundan. 




Si bien todos los rincones del pueblo están poblados de flores y plantas durante todo el año, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que seguramente sea el Zacatín la calle más representativa y con mayor atractivo para el visitante.


La calle recibe este nombre por ser el lugar destinado a la venta de ropa en tiempos pasados, en el hoy se sitúa, el archivo municipal. Su fisionomía y sus rincones la convierten en muy especial. Una empinada subida, bordeada de plantas y flores, con el típico empedrado que adorna todo el casco antiguo, y con la visión justo arriba de lo que en su día fue el Castillo de Frigiliana. 

Así llegamos a la iglesia San Antonio de Paduaantigua mezquita musulmana antes de ser la iglesia cristiana que conocemos a día de hoy. 

El maestro de obras de su fachada fue Bernardo de Godoy, tal y como consta en la leyenda de su fachada, su construcción finalizó en 1676.


El interior de la iglesia presenta una planta de cruz latina con un coro en alto a los pies. La cubierta de la nave central, al interior, está resuelta a la usanza de la arquitectura mudéjar, con un tipo de estructura de madera, denominada armadura de par y nudillo.

Para entrar en el interior de la iglesia debemos traspasar las puertas de madera que fueron construidas por el tallista residente en Frigiliana Bartolomé de la Cruz, en 1859. Una vez dentro nos dirigiremos a la izquierda y caminamos hacia la cabecera, en su ábside hay una pequeña escultura representativa del Sagrado Corazón, en este mismo lateral, se abre una hornacina en la que se rinde culto a la Virgen del Rosario. Se trata de una imagen de escayola, de pequeño formato neobarroca, de manto celeste con un rosario en las manos. Continuando podemos contemplar, colgada sobre la pared, una Cruz de la Santa Misión de los Padres Redentorios Faus y Armada de 20 de enero de 1949. A continuación, se abre una puerta que da al Callejón de la Iglesia.

 

Al otro lado del crucero, ya en la nave derecha, si miramos de frente, encontramos una de las imágenes con mayor devoción, el San Antonio de Padua que se dispone en un pequeño retablo. Conforme avanzamos por esta nave hacia los pies de la iglesia, encontramos una imagen de la Virgen María Santísima de la Aurora.

El retablo mayor, promovido por los vecinos de Frigiliana en el año1952, está formado de mármoles jaspeados que en su mayor parte son un trampantojo. Tiene tres cuerpos, el primero  o banco, es liso, y delante de la calle central se sitúa un bello Sagrario dentro de un templete, en el segundo cuerpo, la calle central está dedicada a Jesús Crucificado, la calle de su derecha presenta la asunción de María, y a su izquierda San José con la vara de la que brotan lirios. En el cuerpo superior o ático, se muestra el  descendimiento, a su derecha se muestra una imagen de un Fray Alonso de Guzmán, conocido por Fray Alonso de Santo Tomás y un San Sebastián a su izquierda.

Pero, sin duda, lo más interesante es la vitrina de la mesa del altar, en la que se atesoran las máscaras que representan a los personajes bíblicos que acompañaron a Jesucristo la noche del Jueves Santo, durante la Santa Cena.

Fotos recogidas de: httpswww.frigiliana.infofotosestaticasmascaras.jpg

De entre los arcos que separan la nave central de las naves laterales, los dos primeros que encontramos al entrar en el templo presentan una interesante decoración de pintura mural, que fue descubierta en 1998. 

Si miramos el templo de frente veremos a la izquierda del templo el pequeño Callejón de la Iglesia, que nos llevará a adentrarnos de lleno al "Barribarto". Desde él, podemos penetrar en otro de los rincones especialmente atractivos del casco antiguo. Un precioso espacio donde nacen las empinadas y estrechas escaleras de la Calle el Garral.



Asimismo, aquí podemos ver el último de los mosaicos (El Holocausto) de la mencionada Ruta de la Cerámica

Pero también, introducirnos en el pequeño y pintoresco "Callejón del Inquisidor", donde, con motivo del I Festival Frigiliana 3 Culturas, se instaló una pequeña fuente que contiene los iconos que representan precisamente a las tres grandes culturas: judía, cristiana y musulmana.

Fotos recogidas de: httpswww.conocetusfuentes.comimagesfuente_1_9241.jpg

Volvemos tras nuestros pasos hacia la Plaza de la Iglesia, pues cualquiera de las calles anteriores son inaccesibles en silla de ruedas.



Ahora, siguiendo el paseo, tomaremos la bajada por la calle Chorruelo (continuación de calle Real) donde, a pocos metros, se abre el Callejón de las Ánimas, cuyo nombre lo debe a la Cofradía de las Ánimas Benditas, la más antigua que se conoce, ya que data de 1759, aunque hay constancias de que ya existía en el siglo XVII. Es una zona de las más antiguas.

Si bajamos unos metros, a nuestra izquierda, encontraremos la conocida como "Fuente Vieja". Ésta data del siglo XVII, fue construida por D. Iñigo Manrique de Lara, quinto Señor de Frigiliana y I Conde de la Villa por el año 1640, en ella podremos ver su escudo de armas. Esta adosada al alzado posterior de una vivienda y se concibió para abastecimiento de la población y abrevadero de animales. Hoy día aún es posible refrescarnos con el agua potable que cae de un caño justo en frente de la Fuente. 

Por último, caminando por estas calles descubrirás que el eslogan de "Luz de Andalucía" tiene un origen claro y sin ningún lugar a dudas.